Se pierden 7 millones y nadie dice nada

Debe ser por eso de la historia del ladrón bueno y el ladrón malo que parece que hubiera robos malos y robos buenos. Al menos inocentes.
Es la única explicación a la vista para explicarse el silencio que ha seguido a la noticia que daba cuenta sobre cómo el Estado ha perdido USD 7 millones porque uno de sus bancos es multado, en este caso el National Pacific Bank, porque no es lo suficientemente cuidadoso en el lavado de dineros.
Este debe ser uno de esos delitos buenos porque si bien esos 7 millones pertenecen a todos los ecuatorianos soberanos, altivos o no, nadie ha dicho nada ni ha pedido ninguna explicación salvo uno que otro «pseudo intelectual» (como dice la jerigonza de Carondelet) que escriben en la «prensa corrupta».

¿Es que en este modelo de democracia no hay una Asamblea que pida una explicación a los administradores de dicho banco? En tiempos de la larga noche neoliberal, al menos había algo que se llamaba Congreso y que ante noticias como esta hubiera llamado a los responsables de esa pérdida de dineros públicos a dar una explicación.
Paco Velasco, actual presidente de la Comisión de lo Económico, no ha dicho esta boca es mía y resulta difícil, si no imposible, imaginarlo cuando era periodista si este mismo hecho lo hubiera cometido un banco privado o uno estatal en caso de que la partidocracia lo hubiera estado administrando.
Debe ser que esa historia del ladrón bueno y ladrón malo los humanos la llevan en su genoma porque si no cómo explicarse que ni un solo miembro de aquella acuciosa y magnífica pléyade de fiscalizadores de la banca privada corrupta que se desarrolló durante la crisis bancaria ahora no diga ni pío. ¿Dónde están los Alberto Acosta, los Pedros Páez o los Diegos Borjas? ¿Qué han dicho sobre este vergonzoso y escandaloso hecho?
Uno comentarista decía hace muy poco, y no con poca razón, que si un banco privado hubiera caído tan bajo como el National Pacific Bank, es decir llegar a ser multado por los entes reguladores de EE.UU. por no cumplir con las normas que controlan el lavado de dinero, los accionistas de ese banco hubieran sido quienes perdían ese dinero. Pero en este caso, los perdedores somos todos los ecuatorianos, soberanos i altivos o no.
Ahora que el debate político está lleno de ideólogos que argumentan que los banqueros no deben tener participación en ninguna otra actividad económica que no sea la bancaria, no ha aparecido ni uno solo que opine que así como se supone que es mala la relación entre banca y prensa, diga lo mismo sobre la relación Estado y banca.
¿Qué ha dicho la prensa estatal sobre el tema? Casi nada. El Telégrafo sacó una nota afirmando de entrada que el problema de este banco se fue por una falla en el 2005, lo cual es cierto. Pero la verdad entera es que desde entonces hasta el 2010 el National Pacific Bank no ha hecho nada por solucionarla y que la multa también es por eso. Entonces surge acá la duda sobre el papel de la prensa del Estado. ¿No estamos frente a un de conflicto de intereses?
Si hubiera sindéresis, los señores que han permitido que los ecuatorianos tengan que pagar una multa de 7 millones deberían estar, al menos, dando explicaciones públicas.