La oportunísima resolución de la Corte Suprema de Colombia

Con razón o sin ella, legal o ilegalmente, lo cierto es que la decisión de la Corte Suprema de Justicia de Colombia de restarle validez a los correos hallados en los computadores de Raúl Reyes llega en un momento crucial. Demasiado crucial como para no pensar en cochinas coincidencias.
Por ejemplo: la decisión aparece pocas semanas después de que un instituto de investigaciones sociales inglés, para muchos de extrema derecha, hace la publicación de un estudio sobre los correos según el cual las relaciones de las FARC con el Gobierno del venezolano Hugo Chávez han sido bastante más estrechas de lo que se sabía.
En efecto, el International Institute for Strategic Studies (IISS), publicó hace muy poco un estudio en el que se mencionan algunos nexos de la guerrilla colombiana que bien podrían habar terminado en investigaciones comprometedoras. Entre las cosas que dice el estudio es que el gobierno de Venezuela había pensado en recurrir a las FARC para asesinar a opositores del chavismo.

Pero no solo se trata de Chávez, sino también de su amigo Rafael Correa. Dicen los señores del IISS que hay correos que muestran que Rafael Correa llegó a hablar telefónicamente hasta tres veces con la guerrilla para pedirles fondos para su campaña electoral. El estudio del IISS sondea en el tema del gasto electoral ecuatoriano de una forma bastante minuciosa. Demasiado como para que no se lo tome en cuenta.
De ser cierto lo que dice el IISS sobre el origen de los fondos de campaña, cosa que Correa niega hasta con amenaza de someterse al detector de mentiras, se estaría hablando de una causal para remoción del cargo y eso no es poca cosa.
No es pura coincidencia, en cambio, la evidente alegría que en filas del Gobierno causó la decisión de la Corte Suprema colombiana. Basta ver con el entusiasmo que la noticia se colgó en la página web de El Ciudadano, órgano oficial del aparato propagandístico de la llamada Revolución Ciudadana.
La resolución de la Corte Suprema llega, como decíamos, en un momento crucial. Precisamente cuando las relaciones entre Colombia y sus dos vecinos empiezan a andar a las mil maravillas y los gestos de amistad del presidente Santos, gran timonel del operativo de Angostura, con Chávez y Correa son más que evidentes. Con razón o son ella, la decisión en todo caso es un alivio para quienes no quieren que esas relaciones se deterioren por “complicaciones legales”.
Entre los aliviados, sin duda, figura el mismísimo Santos quien con sus aspiraciones de liderazgo regional no hubiera recibido de buena manera que la justicia de su país pusiera en la mira a homólogos suyos que le son vitales a la hora de hacer sumas y restas para sacar conclusiones geopolíticas.
Muchos problemas podían empezar a generarse con los famosos correos. A buena hora para muchos que la Corte Suprema de Justicia de Colombia tiró una buena palada de tierra sobre ellos. Más o menos como lo que hizo un juez de Sucumbíos cuando también enterró la causa que se le seguía a Santos por la incursión colombiana a Angostura, que hasta hace poco provocaba erisipela entre los mismos jerarcas de la revolución ciudadana que ahora ya no se acuerda de aquello.