Blair, Sarkozy y Berlusconi al rescate de Correa

Es curioso. Quienes han escrito a este blog insultándome (la mayoría) criticándome (unos pocos) por mi opinión sobre la relación entre Rafael Correa y Muammar Gaddafi lo hacen sobre todo desde del razonamiento de la doble moral e hipocresía con la que las potencias capitalistas de Occidente se han relacionado con el sanguinario dictador.
Lo curioso es, en realidad, que esta defensa a la decisión de Correa de contactarse y más tarde alabar a Gaddafi se sustenta en el argumento de que cómo se puede criticar al presidente ecuatoriano si otros presidentes tuvieron estrechas e interesadas relaciones con quien sigue gobernando Libia. Más o menos el argumento es este: cómo se va a criticar a Correa por las alabanzas que lanzó a favor de Gaddafi si otros estuvieron y hasta hicieron negocios con él.

Es fantástico ver cómo quienes dicen ser de izquierda justifican y defienden a sus líderes por hacer o haber hecho lo mismo que los dirigentes del capitalismo occidental. Si Berlusconi o Sarkozy visitaron y fueron amigos de Gaddafi entonces qué diablos se le va a achacar a Correa si también lo fue a visitar y más tarde lo alabó.
Esto, que a continuación cito, es parte del comentario hecho por alguien que me ha insultado al punto de decir que no conoce a nadie “con la carga más escatológica de frustración, amargura e impotencia que he visto en ser humano en mucho tiempo”.
Dice así este caballero: “Berlusconi le considera un amigo personal, Sarkozy le recibe en París y Alemania le ha visitado. De hecho, desde la última década, la nueva pero muy corruptamente capitalista Rusia le recibe en Moscú con todo y su Jaima (=Tienda de campaña de los pueblos nómadas del norte de África). Y últimamente, China invierte en Libia porque les conviene tanto que no se amedrentan con la cara de bótox de Gaddafi”. Pudo haber señalada también que Condoleeza Rice asimismo le hizo una visita y que en un documento hecho público en el escándalo de los Wikileaks lo califica como uno de los mejores aliados de los EE.UU. en la guerra contra el terrorismo. O que el ex primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair también lo visitó y que vendió armas al tirano de Libia. Talvez así hubiera justificado aún más y mejor al presidente Correa.
Otro de los defensores de Correa dice en los comentarios a este blog que “qué sabe don Pallares que el español Jose María Aznar sí era amigo de Gaddafi , lo presentaba como un comprometido con la lucha antiterrorista y las reformas económicas, al igual que Tony Blair y una vez Silvio Berlusconi ¿hasta le beso la mano? ¿Sabe a dónde va a parar el 80% del petróleo libio?”.
Lo lógica, básicamente, es la de ladrón que roba a ladrón tiene 100 años de perdón. No parece importar, para quienes defienden a Correa, que Blair, con la intensión de acceder al petróleo libio, incluso olvidó que años antes Gaddafi había asesinado a cientos de británicos que volaban un avión que fue soboteado por órdenes suyas. Pero si Blair visitó a Gaddafi entonces no importa que Correa lo haya adornado con adjetivos como chévere.
La izquierda, o más bien quienes dicen pertenecer a la izquierda, han encontrado brillantemente a los nuevos y grandes redentores de Correa, Chávez y Ortega. Basta con que los Blair, Sarkozy, Berlusconi o Rice hayan hecho más o menos lo mismo. Ja.