La siniestra mente tras la tesis del golpe

Cuando se lee la entrevista que diario Hoy le hizo el lunes a Alexis Mera, inmediatamente se puede sospechar que el secretario jurídico de la Presidencia es el cerebro que opera tras el montaje de la caricaturesca tesis del 30-S como golpe de Estado.
Cuando Mera dice que la prensa ha montado “un teatro” con la hija del coronel César Carrión al presentar fotografías de ella abrazando a su padre que es acusado de magnicidio, no solo que insulta a la sensibilidad humana sino que se desnuda como alguien que reacciona cuando se está afectando un plan suyo para probar determinada cosa. Una afirmación tan perversa únicamente puede ser explicada por la rabia interna que siente aquel que mira cómo un factor externo está arruinando un plan suyo.

“Sí, es teatro, quieren sensibilizar a la opinión pública. La prensa pone la foto para dramatizar, pero tengo entendido que alguien declaró que él (Carrión) ordenó o insinuó que al Presidente le pongan cianuro”. Esta reflexión, hecha a propósito de la publicación hecha por algunos medios de las fotografías de Dennis Carrión de 12 años abrazando a su padre, delata a Mera como esos fundamentalistas capaces prácticamente de todo a fin de salvar una tesis importante para él, en este caso, de que el 30-S hubo un plan para derribar y para asesinar a su jefe, el Presidente de la República
Y no se explica de otro modo el que alrededor del proceso por el 30-S se estén haciendo cosas que no hacen sino caricaturizar aún más, aunque de forma trágica, la tesis del intento de golpe de Estado y de magnicidio.
Un ejemplo de esto es lo que ocurre con Fidel Araujo. Ahora resulta que la pruebe reina de la supuesta conspiración de Araujo son los testimonios periodísticos que muestran a Araujo hablando por teléfono mientras los policías se hallaban protestando en el Regimiento Quito. Esta idea, para sostenerse, requiere de una mente infantil que crea que una conspiración deber ser ejecutada necesariamente por alguien que está presente en el lugar. Pensar que Araujo fue conspirador por haber estado en el lugar es tan tonto como descartar que, en un mundo tan interconectado, alguien que está en la China puede conspirar desde un celular. Es tan ridícula la idea que produce una profunda vergüenza ajena.
Pero eso no es lo peor. A Araujo se le acusa de incitar a la rebelión de la policía pero se libera de culpa a un policía de apellido Fuentes con quien mantuvo varias conversaciones telefónicas ese día. Para que haya instigación deben haber al menos dos partes, pero si a una de ellas no se la inculpa ¿dónde queda la supuesta instigación a la sublevación? Se podría decir que este argumento es ridículo si no estuviera de por medio la libertad de una persona. Es, en esencia, indignante e indigno para el país.
El caso de Carrión es similar. Lo único que puede explicar que el ex director del hospital de la Policía se halle preso por tanto tiempo bajo la acusación de un intento de magnicidio sin que se hayan mostrado las más mínimas evidencias, es la existencia de una mentalidad perversa que lo organiza todo. Y cuando uno mira la obscena declaración de Mera sobre la publicación de la foto de la hija de Carrión, las suspicacias brotan inmediatamente.
Basta recordar las declaraciones de Rafael Correa sobre Araujo y Carrión y que dieron pie a las órdenes de detención contra estos dos ciudadanos. Sobre Araujo, Correa dijo que estaba con chaleco anti balas y que había querido contratar a una persona para que con una cámara de fotos que tenía una pistola incluida lo asesinara. Esa persona fue declarada luego testigo protegido pero enseguida tuvo que admitir que no conocía a Araujo y no pudo probar la existencia de esa pistola de pura ciencia ficción.
A Carrión, Correa lo acusó de haber querido matarlo al negarle el acceso al hospital y por haber mencionado la posibilidad de darle cianuro. No solo que no se ha presentado evidencia alguna para probar estas afirmaciones sino que todo lo visto hasta ahora confirman que lo que Correa dijo no son más que puras alucinaciones afiebradas.
Es perfectamente posible, entonces, que tras las lunáticas acusaciones de Correa que han significado la prisión de estas dos personas, exista una mentalidad siniestra y perversa que todo lo calcula. Y que puede llegar a decir que el abrazo de Dennise a su padre fue “un teatro” de la prensa.